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¿Estamos avanzando o retrocediendo?
Sería razonable suponer que un mundo cada vez más cubierto por Internet e interconectado por las redes sociales se está volviendo más abierto. La información es instantánea y gratuita, el intercambio cultural a través de los viajes y el autoaprendizaje es ahora más accesible que nunca, y las personas están más expuestas entre sí a través de múltiples pantallas y canales de noticias que se desplazan sin cesar. ¡Ven tal como eres; la autenticidad está a la orden del día!
Y parte de ser auténtico implica aceptar la singularidad individual, de la cual el género es un componente importante.
Numerosos estudios sitúan a las personas LGBTQ+ en un rango de entre el 3 y el 20 % de la población. Esto significa que una gran mayoría de personas ni siquiera tendrá que pensar en la expresión de género (y mucho menos luchar con ella). Simplemente, “son”. Y para quienes somos, de hecho, gays, lesbianas, bisexuales, transgénero, personas en duda, intersexuales, asexuales o cualquier otra identidad de género que no esté englobada en el acrónimo, el género se siente cada vez más como una construcción social rígida e innecesaria.
Para cualquier persona expuesta a los medios masivos, puede parecer que hay una representación de género "justa", con el éxito de programas como Will & Grace, Orange is the New Black, Glee, Queer Eye, RuPaul's Drag Race y más.
Entonces, ¿por qué, incluso con los grandes avances tecnológicos y culturales, parece que las mentes se están volviendo más estrechas y la dignidad humana está bajo cada vez más ataques?
Consideremos lo siguiente: hasta la fecha, 64 países siguen criminalizando la homosexualidad. La CNN informa que en Estados Unidos, el año pasado se presentó una cifra récord de 510 proyectos de ley anti-LGBTQ en las legislaturas estatales. Y, en paralelo, se ha producido un aumento alarmante del odio y el extremismo anti-LGBTQ+.
Cómo ayuda el yoga… y cómo podemos mejorar
Una respuesta concisa podría ser: “El mundo sería un lugar mucho mejor si más gente hiciera yoga”.
Si bien esto no es falso, nosotros en la comunidad del yoga también tenemos mucho más por hacer para lograr que nuestros espacios sean más seguros, más inclusivos, accesibles, no dañinos y con potencial de desarrollo y curación.
Gran parte de la práctica y el marketing del yoga actual se basan en la aptitud física (habilidad). Nos dicen incesantemente que necesitamos “arreglarnos”. “¡Tienes que ser más flexible!”, “¡Necesitas hacer el pino en línea recta!”, “Estás ansioso; necesitas un retiro de yoga en un resort exótico”. Gran parte de estos mensajes se centran en adquirir algún tipo de solución para las enfermedades modernas.
Pero esto no es todo lo que hay que hacer en la práctica. Puedes realizarte plenamente sin tener que hacer el pino. Puedes encarnarte plenamente en Savasana . Y no necesitas gastar miles de dólares para sentirte (o parecer) espiritual. En el yoga, la superación personal es un subproducto de la autoaceptación. Cuando aprendemos a amarnos a nosotros mismos total y completamente, algo cambia. Nos transformamos para mejor.
Para las personas LGBTQ+, a quienes nuestras familias, nuestros “amigos” y el mundo en general nos hacen sentir que hay algo malo en nosotros, el último lugar en el que desearíamos sentirnos “menos que los demás” es en la práctica del yoga. En un mundo ideal, el estudio de yoga se convierte precisamente en el lugar donde nos empoderamos y construimos nuestra autoestima.
Lleva tu conciencia a la autoaceptación
“Lleva tu atención a…” es algo que quizás hayas escuchado en una clase de yoga. Esta consigna tiene que ver con experimentarnos a nosotros mismos más profundamente. Observar, notar. Porque eso es la práctica del yoga: un trabajo interno, no solo un ejercicio de salida.
Sin embargo, en esencia, esta colección de palabras, “Lleva tu conciencia a…”, trata sobre la expansión de la conciencia. Lo que practicamos en el tatami es útil en la medida en que nuestros aprendizajes sobre nosotros mismos se reflejan en el mundo.
En concreto, la autoaceptación exige menos juicio de uno mismo (“simplemente darse cuenta”), y por tanto, menos juicio y mayor aceptación y amabilidad hacia los demás también.
Para cualquiera que tenga dificultades para aceptarse a sí mismo, Malik Khalid, fundador de Amador, un programa comunitario que ofrece clases gratuitas de yoga, bootcamp y movilidad en Atlanta, tiene esto para compartir:
“Trabajaría con ellos en técnicas de conexión a tierra y ejercicios que los lleven al presente. A menudo, la lucha por la autoaceptación tiene su raíz en el samskara (trauma: heridas energéticas y emocionales que no se repararon). Recomendaría el yoga restaurativo y otras prácticas reflexivas como llevar un diario y caminar sin distracciones (es decir, sin teléfono móvil)”.
Continúa: “En una experiencia en el estudio, afirmaría que el estudiante está exactamente donde se supone que debe estar y que su mejor versión de la pose es suficiente”.
Cómo ser tu yo más auténtico
Como hombre homosexual que también está recuperándose de una adicción a las drogas y al alcohol, me he beneficiado enormemente de esta práctica curativa, calmante, fortalecedora y empoderadora.
Me gustaría compartir estos tres consejos para vivir tu yo más auténtico en el tatami.
1. Vuelve hacia tu interior. Puede ser algo tan sencillo como cerrar los ojos o adoptar la postura del niño para trasladar tu atención hacia tu paisaje interior: tus emociones, tu estado mental, tu apertura.
2. Deja ir. El juicio propio y la comparación con los demás. Deja ir el miedo y deja ir todo lo que te frena.
3. Escucha la voz sagrada que hay en tu interior. Aunque la voz de un profesor de yoga es una guía útil, el yoga es una práctica personal. Escucha tus señales internas. Siente tu instinto aprovechando el tiempo que pasas en la colchoneta para permitir que tu cabeza y tu corazón dialoguen.
Que esta práctica de conexión con la respiración, la conciencia y el movimiento nos permita sentir alegría auténtica en nuestro cuerpo y convertirnos en la expresión más verdadera de nosotros mismos.
¡Feliz Mes del Orgullo a todos!
